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Ya comentamos por aquí hace algunas semanas que un proceso de #oposiciones en Catalunya se ha saldado con la cabeza de la responsable de Funció Pública por haber delegado el trabajo en una empresa privada (spoiler: sale de pena).

Segunda parte del drama. Misma empresa, otra vez liadas máximas, esta vez en el Metro de Madrid:

"Denuncian notas matemáticamente imposibles". CEO creativo con Excel: bueno, esa será tu opinión.

elmundo.es/madrid/2023/05/17/6…

in reply to Alferecía enjoyer

Recordar que la cesada había entrado en el cargo cuando el concurso para la realización de las oposiciones ya había sido licitado y adjudicado sin que tuviera nada que ver con ello.
in reply to Óscar Gorri

@tiflonet Como siempre con estas cosas, se corta una cabeza política y si no hay suerte la empresa repite. A ver si no hay una tercera.
in reply to Alferecía enjoyer

No, si cortar cabezas políticas está muy bien, particularmente cuando la administración tiene medios para hacer lo que se externaliza. El problema es que la cabeza cortada era inocente ya que se encontró con todo el pescado vendido. Es a eso a lo que me refiero.
in reply to Óscar Gorri

Me meto por meterme, porque no tengo vista del expediente ni mucho menos, pero cuando un contrato se ejecuta mal también se puede resolver y secuestrar la garantía, algo que la administración hace en demasiadas pocas ocasiones. También hay mucha negligencia, o directamente complacencia, en recibir cosas mal hechas.
in reply to modulux

@modulux @tiflonet Está ahora mismo John Mastodon muy orgulloso: estamos teniendo UNA CONVERSACIÓN.
in reply to Alferecía enjoyer

@modulux La suerte es que todos estamos de acuerdo en que lo ocurrido fue una cacicada y que ni la administración ni la empresa implicadas van a pagar por ella.
in reply to Óscar Gorri

Luego nunca se sabe si al final alguna cosa prospera, pero mi deseo es que haya un poquito de susto y que no se externalice (mucho) más por miedo a que haya otra de estas.
in reply to Alferecía enjoyer

En mi admin se llegó a externalizar la redacción de un decreto. Que después quedó como el culo y se tuvo que corregir por los propios servicios que lo deberían haber redactado en primer lugar.